sábado, 31 de mayo de 2008

El enemigo número 1


La inflación china ha mantenido un ritmo acelerado en los últimos meses, con niveles que superan el 8%, teniendo como punta de lanza a los precios de los alimentos. Hace un año la inflación era de apenas 3%.

El Índice de Precios al Consumo de China (IPC) se situó en abril en 8.5%, lo que supone su peor mes en doce años.

En China los precios de los alimentos subieron 22% el año pasado. Entre los productos que han reportado un fuerte aumento de precios están: la carne porcina, carne de ave, aceite de cocina y productos lácteos. Por ejemplo, la carne de cerdo es 63% más cara que el año pasado. Mientras que los precios de otros productos solo ascendieron 1.8%. (1)

La historia comenzó en el primer semestre de 2007. En enero y febrero la inflación se disparó a 7.1% y 8.7% respectivamente, con respecto al mismo periodo del año anterior, lo que representa sus niveles más altos desde 1996. En marzo, la cifra alcanzó el 8.3%. La meta interanual de inflación se había fijado en 4.8% para este año, una cifra similar al promedio registrado en 2007.

Entre las principales causas del fenómeno figuran las distorsiones en el suministro de alimentos, en particular de carne de cerdo y aves de corral, a lo que se suma la fuerte alza mundial en los precios del petróleo, carbón, soya, granos y metales.

Por si fuera poco, las severas tormentas de nieve de inicios de 2008 bloquearon el transporte y por ende el suministro de estos productos.

El tiro de gracia lo ha dado el reciente terremoto en Sichuan, el que según los analistas empeorará la inflación al afectar a la agricultura.

Además en estos momentos, el país también hace frente a la limitada oferta mundial de algunos alimentos. Por ejemplo, el ciclón en Myanmar, un importante productor de arroz, ha añadido más presión a los precios de este producto, que han subido 75% en los últimos dos meses.

No obstante, el gobierno aún confía en que puede mantener relativamente estables los precios de los granos en base a su producción local y reservas.

¿Qué recomiendan los analistas?

Algunos consideran que aplicar una política monetaria más restrictiva, como por ejemplo un incremento en tasas de interés, no es la salida adecuada porque la inflación ha sido desatada por repuntes en los precios de los alimentos y la energía, motivados por recortes temporales de suministro y especulación.

Es decir, cuando la inflación se deriva de factores exógenos, que escapan al control del gobierno, como es en términos generales el caso, una política monetaria más estricta, acarrearía efectos no deseados tales como una reducción del empleo o un menor crecimiento, sin que necesariamente contribuya a frenar la inflación.

Otros opinan que la excesiva liquidez de la economía es un motivo oculto de la creciente inflación. Se basan en que el crecimiento monetario fue la antesala de los ciclos inflacionarios de 1987-1988 y de 1993 a 1994. Sin embargo, en esas épocas, el síntoma inflacionario vino de la mano de un amplio déficit por cuenta corriente y sobrecalentamiento de la economía. En cambio hoy en día China tiene un gran superávit.

Desde otro ángulo hay quienes sostienen que si bien esta abundante liquidez hasta ahora no se ha reflejado en el IPC, eso podría cambiar. Precisan que el impulso inflacionario inicial viene de la subida de los alimentos, pero que estos elevados precios encuentran respaldo en nivel excepcionalmente alto de liquidez de la economía china.

El exceso de liquidez no genera inflación necesariamente, pero puede propiciarla cuando las expectativas inflacionarias se desbordan y crece el descontento social.

La panacea: el yuan

Para Occidente la solución es permitir una mayor flexibilidad en el tipo de cambio. Esto abriría el paso para subir las tasas de interés y frenaría los precios de las importaciones. Pero la relación entre inflación y tipo de cambio es espinosa. Una revaluación alentaría las expectativas de una mayor apreciación de la moneda, atrayendo un mayor flujo de capital, lo que daría pie a más inflación.

¿Qué medidas toma el gobierno?

El gobierno chino ha venido aplicando una política monetaria moderadamente restrictiva, a la vez que incrementa el suministro de productos básicos usando sus propias reservas e importaciones. Asimismo, ha congelado el precio de algunos alimentos y establecido barreras a la exportación bajo la convicción de que la situación inflacionaria es temporal. También el gobierno mantiene fijos los precios al por menor de la electricidad y la gasolina.

Pero evitar que los precios suban a través de estas medidas, en el largo plazo podría reducir los incentivos de los campesinos y otros actores para aumentar su producción.

Otra preocupación radica en que los incrementos de precios, por ahora concentrados en los alimentos se expandan a otros bienes y servicios, y desalienten el consumo interno, llamado a ser el motor del crecimiento económico chino.

China ha elevado el coeficiente de reserva bancaria al nivel récord de 16.5% (2). Aumentó las tasas de interés seis veces en 2007, pero no ha continuado en esa línea, ante el temor a afectar los beneficios de las empresas. Además subir las tasas de interés ahora que la Reserva Federal está recortando sus tasas, podría atraer capitales especulativos que acicalen la inflación.

En cualquier supuesto, la solución a aplicar debe considerar que la economía china es una obra aún sin culminar. El proceso de reforma sigue en curso, a medida que los mercados de capital continúen creciendo, se flexibilice más el tipo de cambio y se levanten gradualmente las restricciones al movimiento de capitales hacia el exterior, debería hacerse más fácil controlar la inflación.

Hay que mencionar que el repunte inflacionario no es un problema exclusivo de China, otras economías emergentes como Rusia (14%), India (7.8%) e Indonesia (9%) también están combatiendo el mismo mal.

Es más, la inflación reaparece en la escena mundial después de varios años. El rápido incremento en la demanda de los países en desarrollo y la escasa oferta de petróleo, gas, metales y granos, hace esperar más inflación en los próximos años.

Pero la inflación en China tiene un matiz especial. La tolerancia del país a la inflación es relativamente baja. El triste recuerdo de Tiannamen tiene mucho que ver en el asunto. Por aquel entonces la inflación bordeaba el 18.5% y ha sido culpada por exacerbar los ánimos y alimentar el descontento social del momento.

Así, un elevado nivel inflacionario constituye una amenaza para la estabilidad política y social del país y en particular para la permanencia del partido en el poder. El gobierno lo sabe y es por eso que ha declarado a la inflación como su enemigo número 1.

Update:

(1) El IPC cayó ligeramente en mayo a 7.7%, a pesar de las secuelas del terremoto de Sichuan. Los precios de los alimentos subieron 19.9% interanual en mayo, y los precios de otros productos ascendieron 1.7% en el mismo mes.

(2) El Banco Popular de China aumentó el coeficiente de reserva bancaria en 1% en junio. Los bancos comerciales deberán reservar el 17% de sus depósitos a partir del 15 de junio y el 17.5% desde el 25 de junio. Entidades en zonas afectadas estarán exentas.

Estos son el quinto y sexto incrementos en el encaje bancario en lo que va del año. El último tuvo lugar el 20 de mayo.

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