viernes, 4 de julio de 2008

¿Por qué subir el combustible ahora?

Aumentar los precios del combustible era inevitable para China, el último incremento se dio en noviembre pasado y desde entonces los precios internacionales del petróleo han aumentado un 45%. Un abismo separaba los precios locales de los carburantes y el costo internacional del crudo.

Pero todos esperaban que Beijing postergue el alza en los precios del combustible hasta después de las Olimpiadas, para que ningún brote de malestar social perturbe el desarrollo del magno evento.

Más aún teniendo en cuenta el alto nivel de inflación del país, esta decisión tiene un matiz político altamente sensible, no solo por la amenaza de descontento popular, sino también por el riesgo inflacionario que conlleva.

Entonces, ¿por qué hacerlo ahora?

El gobierno anunció un aumento de 17% en el precio de la gasolina y 18% en el caso del diesel, así como un incremento de 5% en la tarifa de electricidad para uso comercial. El precio al por mayor del combustible para la aviación ha sido elevado 25%.

Los analistas barajan algunas razones poderosas tras la decisión del gobierno chino.

Para comenzar, China es el octavo país asiático en adoptar esta medida, desde el mes pasado. Indonesia y la India elevaron los precios del combustible porque ya no podían afrontar el pago de subsidios, pero claramente ese no es el caso de China, país que cuenta con amplios fondos para costear estos menesteres.

Entre los motivos internos que llevaron al gobierno a tomar esta decisión está sin duda la escasez de combustible, en especial de diesel. Varias estaciones de gasolina se vieron obligadas a racionar el suministro u operar solo unas horas al día.

La restringida actividad de las refinerías locales trajo como consecuencia que China se convirtiera por primera vez, en un importador neto de gasolina en mayo.

Las refinerías pierden dinero al vender gasolina y diesel a menos del costo del crudo necesario para producirlos. Las compañías eléctricas están en similar situación, en tanto la tarifa de electricidad no logra cubrir el costo del petróleo. Varias de estas empresas habían paralizado su producción.

De expandirse a nivel nacional, estas limitaciones en el suministro podían causar serios estragos en la actividad económica del país, posiblemente mayores que el efecto inflacionario del alza en los precios del combustible.

En segundo lugar, están los subsidios. China al igual que otros países en desarrollo en Asia, establece límites a los precios de la energía y el combustible para proteger a los pobres. Para compensar el alto costo del crudo que pagan las refinerías estatales, el gobierno les brinda millonarios subsidios.

Los subsidios y el control de precios del combustible en China, estaban en la mira de la comunidad internacional, siendo objeto de duras críticas. Durante el Diálogo Económico Estratégico entre China y Estados Unidos, en días previos al alza, Henry M. Paulson instó a China a levantar los controles de precios y subsidios en el sector energético.

Y es que, según los expertos, existen razones para afirmar que los subsidios que desembolsa el gigante asiático distorsionan los mercados globales, estimulan un mayor consumo e impulsan el alza de los precios del petróleo en otras naciones.

Inclusive después del alza los precios de la gasolina y el diesel en China son 25% y casi 40% inferiores a los de Estados Unidos.

Tercero, la noticia de que la inflación cedió terreno en mayo, dio un respiro a las autoridades y allanó el camino para esta decisión. El IPC cayó de 8.5 en abril a 7.7% en mayo.

Por otro lado, están los motivos políticos externos. Académicos chinos consideran que la medida representa un giro en la postura china sobre el tema. Se trata de un cambio de actitud que refleja que China está asumiendo con mayor responsabilidad su creciente rol en la economía mundial. Así, el gigante asiático ha mostrado su interés en unirse a las potencias mundiales en su desesperado afán de controlar los precios récord del petróleo.

Un gesto significativo en este sentido ha sido la asistencia del vicepresidente chino Xi Jinping a la cumbre de emergencia de los países consumidores, productores y líderes empresariales del mundo petróleo, celebrada en Yeda el 22 de junio. Xi Jinping es el funcionario de más alto rango que asistió a una reunión global sobre petróleo.

¿Y que pasará con la inflación?

Los economistas estiman que el impacto inmediato en la inflación sería de un 0.4% a un 0.9%, en principio. Sin embargo, Merrill Lynch considera que el efecto pasaría a los consumidores a través de otros canales como los precios de los alimentos en las zonas urbanas.

Es por ello que la medida vino acompañada de programas para minimizar su impacto en los pobres.

El gobierno anunció subsidios específicos para los agricultores, conductores de taxis y grupos sociales de bajos ingresos. Según fuentes oficiales el total de subsidios ascendería a unos 2 mil 900 millones de dólares. De los cuales unos mil 700 millones irán al sector pesquero, silvicultura, transporte público y taxis y unos mil millones se destinarán a los campesinos.

Adicionalmente, los precios del gas natural y el gas licuado permanecerán invariables. Las autoridades anunciaron a la par unos topes para el precio del carbón destinado a las compañías energéticas.

Y ¿qué otros efectos tiene la medida?

Por lo general unos precios más altos de combustible motivan a los consumidores a reducir su demanda y ser más eficientes en su uso de la energía, pero en el caso de China, esto podría no cumplirse literalmente.

Según la Agencia Internacional de Energía, si bien la subida de precios es suficiente para paliar la escasez de combustible al por menor en la parte continental, existe una gran demanda acumulada - desde 2007- por lo que el crecimiento de la demanda energética china podría inclusive acelerarse si el alza de los precios mejora el suministro del combustible.

Se espera que tras la medida, las refinerías chinas aumenten su producción, reduciendo la escasez de suministro energético en el país, ahora que pueden cobrar precios más altos.

Los precios altos frenan la demanda cuando los consumidores cuentan con opciones energéticas alternativas, lo que no sucede en China. Y si la economía china sigue creciendo a un 10% anual, la demanda de petróleo seguirá siendo alta aunque los precios suban.

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